jueves, 19 de mayo de 2011

Derecha, populismo y conservadurismo.

Timo Soini, líder de los Auténticos Finlandeses.

Este año ha estado marcado por la consolidación de la extrema derecha como una opción a las políticas socialistas y conservadoras que dominaban el concierto internacional. Varios motivos han llevado al "pueblo" a erigir a nuevos líderes de la mano de discursos incendiarios y ajenos a la realidad, pero que logran captar el voto de los ciudadanos, lamentablemente, aburridos de políticas que se engloban dentro de la social democracia, y que en Europa, principalmente, han apuntado a un nacionalismo que va en contra de proyectos que tienen décadas de desarrollo, como la Unión Europea. Sí, estos líderes son famosos euroescépticos que miran con desconfianza que una unión de países -que en la realidad es una integración real y la más perfecta existente en la historia- no pueden afrontar en conjunto los problemas que sus compañeros de filas, pero lamentablemente menos desarrollados, están sufriendo. El discurso Danés relativo a las ayudas a Grecia, o el entregado por el partido de los Auténticos Finlandeses, dan pie a la afirmación anterior.

Los dos órganos político-técnicos a la cabeza de salvar a Grecia y Portugal, e indirectamente a la Unión Europea como la conocemos hoy, son principalmente el FMI encabezado hasta la madrugada de ayer por Dominique Strauss Kahn y el BCE. Ambos encabezaron las conversaciones con Angela Merkel para lograr las ayudas necesarias para que Grecia no caiga en default, pero con los hechos acaecidos a principios de esta semana en que se ve involucrado el ex líder socialista del FMI dan pie para que la extrema derecha apunte sus dardos a la izquierda, que se caracterizaba por su altura moral y defensa a los derechos humanos.

Pero no sólo los escándalos sexuales y económicos han removido la escena. Conflictos sociales en Medio Oriente, donde se busca derrocar regímenes afianzados en el tiempo -dictaduras toleradas y apoyados por occidente- han aparejado como consecuencia el exilio de millares de personas. Pero la mayoría de los que huyen, sean posibles refugiados o migrantes que ven coartadas sus posibilidades en medio de un polvorín entre los anquilosados gobernantes y los rebeldes, han llegado a países africanos y sólo un mínimo porcentaje han recalado en territorio europeo (ingresando al Espacio Schengen), tal como decía una columna del diario El País de hace unas semanas, son sólo 27.700, comparado con los cientos de miles que ocupan los territorios fronterizos de los países donde huyen (por nombrar a modo de ejemplo Libia y Siria como los lugares con las mayores crisis, pero sin olvidar lo pasado con Egipto y las revueltas que van acrecentándose en Marruecos, Yemen, Arabia Saudita entre otros). Pero el político de extrema derecha aprovecha el revuelo noticioso y comienza su campaña en contra de la inmigración, y lo peor de todo en contra de los asilados, quienes son aquellos que requieren la protección internacional de los "países libres". Queremos que los extranjeros vengan a trabajar, pero los asilados son un problema porque sobrecargan el sistema público, decía el popular líder de los Auténticos Finlandeses, en un país que tiene menos de un 3% de tasa de inmigración versus la población total, creando un escenario contrario a la multiculturalidad y al pluralismo que caracteriza a los 27. Peor situación es lo que hizo Sarkozy, a quien le recordaron los europarlamentarios si querían volver a políticas como las que tuvieron que enfrentar los judíos en la década del 40'. Italia, si bien es el más "perjudicado" ya que la migración se concentra en su territorio, en vez de verse aislado, debiere ser auxiliado por los otros 26 que proclaman la "solidaridad" como uno de los pilares de su Unión, pero en vez de eso, lo constriñen a que aumente sus políticas fronterizas, y la Unión en vez de financiar programas de integración anuncia la inyección de fondos a FRONTEX, su política de control de fronteras externas.

Definitivamente lo anterior es caldo de cultivo para que el populismo de derecha se haga con el poder total, y que incluso hacen que la señora Merkel se entusiasme echándole la culpa a la crisis a España, Grecia y Portugal con estadísticas inventadas respecto a edades de jubilaciones y vacaciones, pero que todos sabemos, el ciudadano medio no va a corroborar.

Finalmente en Chile la derecha más conservadora ya saca sus garras: Büchi, el candidato presidencial de Pinochet sale hablando de economía, de eliminar impuestos (y por ende de favorecer el enriquecimiento sin escrúpulos), se aprueban proyectos energéticos a la espalda de la ciudadanía (¿no era que la soberanía residía en el pueblo y los gobernantes son mandatados por ésta?) que lo único que hacen es hacer negocios privados a costa del medio ambiente, y tal como dijo la Iglesia, progreso, pero sustentable (critican que no hay alternativas, pero es cosa de ver como en Europa las enregías renovables ya abarcan cerca del 25% del potencial energético, con ideas novedosas como estaciones eólicas dentro del mar -y por sí no se recuerda, Chile tiene bastante), además se hacen reformas a la Administración Pública que vienen a fortalecer al privado versus el control estatal (hay que estar atentos a los distintos proyectos con letra chica, de muestra un botón, la reforma al Ministerio de Minería y a la institucionalidad minera que se hace a la espalda de los profesionales y técnicos del área y que limita enormemente las atribuciones de fiscalización y control del Estado; y la implementación de la doctrina de la seguridad ciudadana como un eje de la política del Estado con la reforma al ex Ministerio del interior a secas) y por último, y una reforma valórica que nos hace retroceder décadas de progreso (creación del Ministerio de la Mujer y de la Familia: como si no hubieran familias con padres solteros, o familias homosexuales; y constitucionalización del matrimonio hombre-mujer, cerrando toda posibilidad al matrimonio homosexual). Definitivamente la derecha más conservadora está aprovechando al máximo su "primavera", dejando amarrada una institucionalidad que le permita hacerse cada vez más ricos, pagar menos impuestos, y dormir tranquilos sabiendo que no hay "monstruos durmiendo juntos" y lo peor de todo con anillos de matrimonio.

Que Dios (o dios porque soy pluralista) nos ampare.