lunes, 4 de enero de 2010

Derechos Humanos y Refugio de cara al Bicentenario

Es común que con el inicio de un año, o de una celebración como un cumpleaños, en este caso el 200 de nuestro país, uno pone sus mejores deseos en ciertas cosas como prosperidad económica, en gozar de una buena salud o simplemente, encontrar el amor, pero nos olvidamos de ciertas deudas que tenemos con los demás. Pensamos en nosotros, pero nunca pedimos por el de al lado. Así el egoísmo del cumpleañero no va a dejar que en esa celebración se piense en el que está al lado invitado en tu celebración.

Esa misma situación particular se puede extrapolar a lo que les sucede a muchos refugiados - y solicitantes de refugio - en nuestro país, que estando invitados, son olvidados por completo de estar en las plegarias y en los buenos deseos para el periodo venidero.

Ojala que este bicentenario, sea quien sea que esté en el gobierno, ayude en la política de apoyo a los solicitantes y refugiados que llegan espontáneamente al país, y que a fin de cuentas son los más necesitados. Un proyecto de ley de refugio, aun en trámite, es una pequeña parte de la solución, pero una verdadera política de integración local es lo que se requiere para poder solucionar un problema que, lamentablemente, es independiente de los gobernantes nacionales, y depende de la generación y desarrollo de conflictos que se encuentran fuera de nuestras fronteras, y por ende, de nuestro control.

Sólo nos queda abrir la puerta de nuestra fiesta, y mostrarnos como grandes anfitriones y a la altura de una nación madura en las situaciones relativas a derechos humanos, y en particular en refugio, ya que dentro de nuestra vida independiente, también hemos tenido que visitar otras casas, porque en la nuestra no podíamos vivir.

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